¡Hola a todos!
Hoy comparto con vosotros Una de mis rutinas diarias nada más llegar a clase con mis alumnos, justo después de dar los buenos días y preguntar qué tal la vida. Es algo tan sencillo como poner en la pizarra las horas que tenemos juntos en el día y estructurar y contarles lo que vamos a hacer durante la jornada.
¿Por qué hago esto? Soy tutora: es decir, compartimos juntos 16 periodos de 53 minutos. Técnicamente les doy lengua, mates, ciencias naturales, ciencias sociales y tutoría. No obstante, al trabajar por proyectos de manera transversal, el concepto de asignatura y el periodo asignado a cada asignatura no es fiable porque en ocasiones necesitas mucho tiempo para lengua, y otras para ciencias. Hace tres años, cuando empezamos con esta metodología por proyectos, me di cuenta que los alumnos sabían que tenían conmigo pero no sabían qué ibamos a hacer y a algunos les causaba algo de ansiedad; a otros, les causaba inquietud y a otros, los pillaba tan desprevenidos que me costaba centrarles.
Por ello, desde el curso pasado, vengo aplicando lo que le llamo la organización compartida. Me gusta compartir la organización con mis alumnos porque así saben qué toca, qué vamos a hacer y qué espero de ellos: es decir, si durante los dos periodos del medio vamos a trabajar sobre la Science Fair, cuando lleguen del recreo ya sabrán qué tocara hacer y estarán mucho más centrados.
En otras ocasiones, especialmente a principio / final de trimestre, me gusta llegar a un consenso con ellos y que sean ellos los que propongan qué prefieren hacer. Les cuento las metas a corto plazo (si es lunes, pues de aquí al lunes deberíamos de hacer esto…) y ellos ya eligen más o menos el orden de acuerdo al cansancio o nivel de excitación que lleven. En general, a día de hoy me encuentro en este paso: llevamos un curso en el que les he compartido los objetivos a corto plazo y ahora ya les pido que me ayuden a organizar el orden de acuerdo a cómo se encuentren.
¿Me funciona? ¡Desde luego que sí! Como ya he comentado, soy tutora y tenemos juntos más horas que panes y creo que en 6º de primaria es positivo que tomen conciencia y empiecen a organizarse ellos como grupo-clase. Además, uno de los grandes beneficios es que al haber sido ellos los que organicen el orden (normalmente por mayoría absoluta), están más motivados en el sentido que sienten que son ellos los que han llamado al restaurante que ellos han elegido y que les va a casa, en vez de llevarlos a ellos a un restaurante que no han elegido, o que les gusta pero que no les apetece.
¿Cómo lo puedo aplicar en mi aula si no soy tutor/a? ¡Pues depende! Si eres tutor, tienes mi experiencia y cualquier duda ya sabes que puedes preguntarme en los comentarios, vía Facebook o en Instagram. Si eres especialista, yo creo que seleccionaría las 3-4 tareas importantes de la unidad / proyecto y las compartiría con los chavales: ¿a quién no le gusta un reto? Si a lo largo de 3 semanas tienen que hacer un lapbook, inventarse un role play y aplicarlo, indagar sobre algún aspecto cultural y trabajar estructuras gramaticales mediante un listening y demás, puedes empezar por compartir los contenidos (u objetivos) con ellos para que sepan ‘qué se les viene encima’ y ya cuando estén acostumbrados a esto puedes invitarles a que se hagan ellos el menú.
¿Cumples contenidos? Desde luego que sí. En esta vida hay que ser eficaz y, en ocasiones, planeamos una actividad para un periodo entero cuando, en realidad, ya saben el 75% (esto ocurre mucho en 5º y 6º) y con 20 minutos de práctica y teoría más algún rato de práctica los días posteriores sería suficiente. Si este es el caso, puedes hacer varias combinaciones: varias metas pequeñas agrupadas, una meta grande con una pequeña, o dedicarte un día entero a hacer algo específico donde puedan profundizar y trabajar a tope: esto viene genial para proyectos de ciencias, o donde tengan que contruir el producto final a mano.
¿Y un ejemplo visual? ¡Claro! ¡Aquí tienes!
Espero que te haya gustado esta entrada. Lo que está claro que si queremos cambiar la educación tradicional, tal y como la recibimos, debemos cambiar la manera en la que estructuramos nuestras clases y en mi caso, qué mejor manera que dejar a mis alumnos, con los que comparto tantas horas, que me ayuden a tomar las riendas de su propio aprendizaje.
¡Nos vemos pronto!
